Cimadevila Cea, Ramiro
De estilo realista, resalta su visión profundamente sentimental de sus paisajes y de sus naturalezas muertas, compuestas por objetos cotidianos. |
Biografía
Mes de febrero, corto y frío.
En la noche silenciosa, folerpas de nieve tejen, en los cómaros de A Devesa, una cuna blanca, impoluto.
En los arrós de Piñeiro, los tiernos pompóns de las verdes mimosas amarelecen. Sienten ansias de unos camavais al trote por los senderos de los días.
En la mañana del día cinco, en el hogar de los Cimadevila Cena, feligresía de San Xurxo de Vena, un brado fuerte rompe el silencio de la alcoba. El neófito Ramiro anuncia una nueva vida. Año 1957.
El chaval, infancia responsable, ayuda en la crianza de la saga familiar. En el tiempo, cumple con el deber escolar. Observador y lizgaíro, en los cuadernos ensarilla dibujos con números, dibujos con letras. Decote dibujos, decote grafías.
Ramiro, adolescente, comienza su jornada vital como pintor.
Interiores de edificios de Compostela saben del aprendizaje sutil del chico.
En la frontera de la juventud, a Mariola de Couso, peine de salmones y reos, representa un hito en la personalidad de Ramiro. Aquella primera pintura xungue la orilla de la brocha y de la escalera con la ribera del pincel y del cabalete.
Vivencia obligada: soldado en Barcelona.
En aquella ciudad, de pinturas a centenas: Parque Güelll, Sagrada Familia, Tibidabo, sabe Ramiro de colores calientes y colores fríos. Allí, los anceios de niño se canjean realidad y comienza la creación de cuadros al óleo, al pastel, la acuarela.
A La vuelta, en Galicia, el tren de la vida precisa, de nuevo, de vagones económicos. En ellos sigue presente a brocha, el rodillo, los calderos. No obstante, la pasión por el lo huele abrazo con fuerza y un acogedor rincón de su casa muestra paletas, lienzos, trípodes. En él, las horas de ocio de Ramiro transcurren de presa en esa labor siempre deseada.
Una pintora experta, Elisa Abalo, conoce y valora las aptitudes de Ramiro. En el estudio, la maestra hazlo partícipe nos secretos y técnicas pictóricas.
Ya Ramiro es pintor de doble modalidad.
Años y años autodidacta con pasión, en la actualidad Ramiro se muestra como un artista pintor con un agudo sentido de la observación del entrono.
A través de su pintura, de amplia temática (bodegones, marinas, paisajes), los dejan la huella personal de su realismo, sumergido en un sentimiento salido en cascada de sus pinceles. La suave graduación de la luz, la serena tonalidad del color imprimen una tierna frescura a todas sus obras.
Obra:
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